miércoles, 14 de noviembre de 2018

TOMÁS Y MARGARITA UNA HISTORIA DE AVENTURAS


PALABRAS

- Bailar pegados

- Arañar

- Verde botella

- 2 relojes

- Ponerse rojo como un tomate

- Ñoño

- Tramposo

- Cueva

- Estar como una cabra

 

Tomás es un estudiante de arqueología y su héroe es Indiana Jones, y esta es su historia.



En la universidad tiene muchos amigos con los que habla y hace bromas  diariamente.

A todos les hace gracia excepto a Margarita, que piensa que esta como una cabra. Pero sus burlas no le importan, porque piensa que es la chica más guapa de la universidad y la mujer de sus sueños. Cada vez que pasa a su lado, con su  precioso vestido color verde botella, se pone rojo como un tomate.  Pero el está totalmente convencido de que un   día cambiará de opinión y se casará con ella en una  gran boda lujosa y  maravillosa. En ella, bailarán pegados hasta el anochecer, pero de momento tendría que esperar un buen rato  para ver hecho su sueño realidad.

Los años  de carrera iban trascurriendo, hasta llegar el último curso en el que los merecidos arqueólogos celebrarían su viaje de fin de curso. Y la situación de Tomás con su amor platónico no ha cambiado, sigue pensando que es un ñoño y un tonto con sus historias de exploradores y arqueología.

El destino del viaje de fin de curso después de mucho discutir y reuniones de alumnos fue la península del Yucatán en México. Iban a visitar la cueva más profunda del mundo, una cueva de la civilización Maya de los primeros pobladores  de América, que forma un pasadizo de 347 kilómetros con innumerables tesoros de esa civilización.

A la mayoría de los alumnos les gusto la idea, menos a Margarita, que pensaba que era un rollo de viaje y que ella habría preferido ir a ver otras ciudades más conocidas como Roma, Londres o Nueva York. Además tendría que aguantar a Tomás todo el viaje, y sus comentarios de lo bonito que es y lo  interesante y educativo de las cosas que iban a ver. Por todo ello, le dieron ganas de no ir, pero finalmente las compañeras y amigas le convencieron, porque  podía ser interesante, y que si el problema era Tomás, que pasase de él y así disfrutaría del viaje.

Por fin llego el día de realizar el gran viaje, Tomás estaba muy ilusionado por visitar las cueva viajar y pasárselo bien con sus amigos y con Margarita, a pesar de que seguramente le ignoraría durante todo el viaje.

El día anterior estuvo toda la tarde haciendo las maletas, metió ropa para dos semanas,  cuchillas de afeitar, su cepillo, unos libros de arqueología del antiguo Egipto, dinero para gastar y dos relojes: uno para saber la hora de México y otro para la de España. Era un poco maniático y no le gustaba la idea de mirar las horas en las tecnologías.

El avión lo tuvo a las dos de la tarde, llego puntual, allí estaban todos sus profesores y compañeros, incluida Margarita. Se puso muy contento al verla, pero no se hizo muchas ilusiones de estar con ella en el viaje.

Hasta el día siguiente no llegaron a su destino, el viaje fue largo, y cuando llegaron al hotel se fueron todos a dormir para descansar y poder ver la cueva cuanto antes.

Tomás estaba muy contento de haber llegado, pero tendría que esperar unos días para ir a visitar la cueva. Los profesores habían organizado otras visitas antes de ir a ver la cueva. Se puso un poco triste, no iban a ir a verla de momento, y Margarita pasaba de él a pesar de intentar conversar con ella. Siempre que se acercaba a su lado cambiaba de lado y se iba con sus amigas.

A falta de dos días para concluir el viaje, por fin fueron a hacer la visita de la cueva que Tomás estaba deseando visitar desde el primer día. La más profunda del mundo.

La cueva estaba un poco alejada del hotel de nuestro amigo, se levantaron a las nueve y llegaron sobre las once.


Al llegar les recibió un guía, que los llevaría por las distintas grutas para que nadie se alejase de él y así evitar riesgos como caídas y perderse en el interior de la cueva.

La visita trascurría muy bien, todos los chavales se lo estaban pasando bien y obedeciendo al guía, excepto Margarita y sus amigas, que iban a su bola sin hacer caso al guía. En un despiste cuando estaban hablando se cayeron al suelo.

Las tres chicas se dieron un buen golpe, pero la peor parada fue Margarita, mientras sus amigas se levantaron al instante, ella no podía y sentía un gran dolor como si se hubiese fracturado algún hueso. Pidió auxilio, pero se habían largado del lugar y siguieron al guía sin hacer caso a su amiga.

Margarita se quedo sola, triste y decepcionada por como habían reaccionado sus amigas.

Pegó un grito pero toda la gente se había ido, y pensó que nadie le iba a ir a buscar y moriría en esa cueva,  que tenía razón que el viaje este era una porquería a pesar de lo que le habían dicho sus amigas que tanto la querían y ahora la habían abandonado.

 

Pero cuando todas sus esperanzas se habían desvanecido, apareció por la cueva una figura y se asustó. Pensó que era un animal salvaje que le iba a devorar en la  cueva, o un fantasma que le venía a  anunciar su muerte y le llevaría al infierno por portase mal con Tomás. Cuando sintió que se acercaba algo, le fue a arañar, pero el arañazo fue esquivado y pensó que ese iba a ser su final y que sería devorada por el monstruo de la cueva.

Pero era Tomás, el compañero plasta y pesadito que estaba a todas horas del día detrás de ella, no comprendía porque estaba allí socorriéndola, si ella le trataba fatal.

Él le dijo que venía a salvarla como en las películas de su héroe favorito Indiana Jones, que siempre salvaba a la chica guapa del peligro en la peli. Ella le dijo que era un traposo y un mentiroso y que solo lo decía para camelarla y que le quisiese y que sus amigas o profesores vendrían a buscarla, pero los minutos pasaban y no venia nadie.

Finalmente se dio cuenta que nadie vendría a buscarla y que tendría que aceptar su ayuda.

“De acuerdo, sácame de aquí por favor”, le dijo a Tomás. El no era un fortachas como los chicos que le gustaban a Margarita, pero con esfuerzo consiguió llegar hasta donde estaban sus compañeros y profesores. Al verles llegar, se alegraron y sorprendieron. No se habían dado cuenta que faltaban dos personas. Finalmente todos salieron de la cueva, y a Margarita le miraron si tenía alguna lesión grave. Pero estaba bien y todos se fueron al hotel a descansar.

El domingo volvieron a casa, todos contentos por el viaje de estudios, y al la vuelta a las clases Margarita y Tomás se volvieron a ver. Ella le dio las gracias por el acto de valentía de la cueva, le dijo que había cambiado su opinión y que serian amigos para siempre.

Tomás se quedo muy contento, en el viaje no encontró un gran tesoro como él quería pero encontró el respeto y amistad de ella, que la valía mucho mas.

 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

AUTOR:Fernando Tolivar

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