jueves, 18 de marzo de 2010

CAPITULO III

Hacía una mañana esplendida en Gernika, cuando de repente suena el timbre de la casa de Nati. Ella, sin saber quién puede ser, se acerca y cual es su sorpresa cuando descubre que él que llama es su hijo Miguel. Al abrir la puerta observa que su hijo no tiene muy buen aspecto. Está un poco sucio de tantos días sin estar en casa, no se ha afeitado, ni peinado, tiene ojeras y la ropa sucia. A pesar de tener cuarenta años aparenta tener unos cuantos más debido a la dejadez que ha tenido estos últimos meses. Nati al ver a su hijo en esas condiciones se dio una desagradable sorpresa...

- ¿Pero que te ha pasado hijo mío?
- ... Pues que decidí irme de casa y tras unos días de vivir en pensiones y hostales... decidí venir a verte...

Después de oír esto Nati se abraza a Miguel, prometiéndole que ella le va a cuidar con todo su amor y le dice que si quiere puede quedarse a vivir con ella.
- Muchas gracias madre. Yo estaría encantado, pero si para ti no es molestia, me vendría bien estar aquí contigo una temporada, hasta solucionar mis problemas económicos.
- Pues ya esta decidido, aunque ya sabes que esta casa está antigua y no tiene las mismas comodidades que si fuera nueva. Además da mucho trabajo...

Siguieron hablando de sus cosas mientras Nati preparaba la comida. Después, Miguel se dirigió al baño para afeitarse, ducharse y adecentarse un poco. Tras ponerse ropa limpia, bajo hambriento y ansioso por disfrutar de la deliciosa comida que le había preparado su querida madre. Al terminar de comer se sentaron a charlar un rato.
En un momento de la conversación Nati se interesó por el paradero de sus otros dos hijos, a los que hacía mucho tiempo que no veía. Miguel le contó a su madre que Álvaro estaba constantemente de fiesta, gastándose los beneficios de su discoteca...

- ¡Ay! Este chico nunca cambiara ¿y donde vive?
- Tiene una casa en Santutxu y vive solo, cerca de su discoteca.
- ¿La discoteca es suya? ¿Y como se llama?
- Compro una discoteca por la zona del casco viejo y le puso de nombre “Androides”.
- ¿Y por eso no viene a verme?
- Seguro que es por eso por lo que no te visita, porque por el día duerme y por la noche trabaja...
- Y Juan... ¿qué es de su vida?
- Hace mucho que no se de él, creo que vive en Santander, con su mujer y su hijo pequeño...
- ¿Es verdad eso que me dices? ¡Vaya hijo! ¡mira que no avisarme de que he sido abuela! Menudo descastado, ya hablare yo con él...
- Debe estar muy ocupado con sus chanchullos de la construcción..., ahora creo que además tiene un socio llamado Jesús.
- Llevo mucho tiempo sin verles, y lo único que quieren de mi es la casa... a ver si consigues reunirlos para tratar el tema.

No hay comentarios: