martes, 10 de julio de 2018

EL JOVEN MOHAMED


Esta es la historia del joven Mohamed, un muchacho muy emprendedor, ambicioso y trabajador.

Nuestro protagonista tiene veinte años, nació en Túnez  y vivió y trabajo con sus padres en el negocio familiar, en  un puesto de kebabs. Un día decidió cambiar de aires y abandonar el negocio familiar, formar su propio emporio y crear un nuevo tipo de kebabs gracias a su gran visión de comerciante.

Su gran idea para hacerse rico y famoso era la siguiente: hacer kebab con sabor a tulipanes. Para ello, viajaría a Holanda donde crearía su primer puesto que con suerte se extendería por todo el mundo, como las grandes franquicias de Coca-Cola o McDonald’s.

Pero tenía un gran problema para llevar a cabo su proyecto: el económico, pues Mohamed a su edad no tenia dinero para trasladarse a Holanda y montar su empresa. Sus padres, por muy bien que les parecía la idea no podían darle la gran cantidad de dinero que necesitaba.

El chico se desmoralizó y todos sus proyectos se fueron al traste. Pero una tarde tuvo la suerte de que un tío suyo millonario gracias a negocios en Ámsterdam de Coffee Shops,  estaba buscando una forma de invertir su dinero y escuchó toda la conversación.

El tío les dijo a sus padres que pagaría todos los gastos y le ayudaría a instalarse en la ciudad. También, le buscaría un local donde empezar el negocio. Los padres se sorprendieron de su generosidad, y aunque siempre habían intuido que él era  su preferido, no pensaban que su esplendidez llegaría hasta tal punto. El joven y sus padres se negaron a aceptar tanto dinero, pero él insistió y dijo que estaba todo decidido y que se fuesen haciendo a la idea de que en menos que canta un gallo tendrían a un hijo muy famoso. Además, tenía la corazonada de que todo iba a salir bien porque Mohamed tenía mucho  talento y era buen cocinero. Sin embargo, la sorpresa no acabaría aquí, pues su tío le regalaría uno de sus grandes terrenos de tulipanes  para que no tuviera que invertir en materia prima y le compraría un local modesto en la ciudad para poder empezar con algo. Los padres y el hijo estallaron de alegría y le dieron las gracias al tío por todo.

Tras unos meses de preparación, el viaje se realizó en la estación de primavera que es cuando florecen los tulipanes y se pueden aprovechar. El trayecto duró dos horas y para pasar el vuelo más ameno llevó un ebook, con el que estuvo entretenido todo el viaje leyendo curiosidades de Holanda.

Al llegar, su tío le llevó hasta su casa para dejar las maletas, después fueron a cenar y brindaron por el futuro. Poco después, se fueron a dormir, ya que al día siguiente tendrían que hacer muchas cosas.

A la mañana siguiente se levantaron pronto para no perder tiempo y empezar a trabajar lo antes posible. El tío le llevó al local que le había preparado. Estaba en un rincón de la ciudad cercano al museo Van Gogh porque su tío es un gran comerciante y el puesto estaba elegido estratégicamente para que los turistas al salir del museo viesen el local, les llamase la atención y entrasen a ver qué tal es.

Al entrar en el local Mohamed se quedó boca abierto, ya que el local estaba perfecto. El joven nunca había visto antes este tipo de maquinaria que le había conseguido su tío, por lo que quedó patidifuso.

En el  local ya  tenía toda la materia prima: kilos de tulipanes de unos campos que estaban a las afueras de la ciudad,  maquinarias muy innovadoras para disminuir la mano de obra y así ahorrar dinero, como drones que estaban entrenados para hacer todas las tareas (cocinar, atender a los clientes y pagar la cuenta).

Mohamed aprendió rápidamente a usar las máquinas y ya estaba dispuesto inaugurar el local al día siguiente, pero necesitaba cubiertos. Entonces estuvo toda la tarde comprándolos: compró tenedores, platos y cuchillos. Cuando terminó, fue a la calle a pegar carteles para avisar de que la inauguración se produciría a la mañana siguiente. Como el local tenía una habitación para él con una cama, decidió irse a dormir, ya que el día siguiente tendría mucho trabajo.

Nuestro amigo casi no pudo pegar ojo en toda la noche, pero se despertó muy esperanzado por lo que pasaría en el “Kebab Holandés”, que fue el nombre que le había puesto a su negocio.

Al levantar las persianas de su cuarto se quedó alucinado: en la calle había una cola que daba la vuelta a la manzana. Se cambió y sin apenas desayunar abrió la puerta y entro toda la gente que estaba apelotonada. Cuando entraron todos los clientes les dijo que estaba encantado del buen recibimiento y que les atenderían a todos con mucha amabilidad y que por favor tuvieran paciencia porque era el primer día e igual tardaba un poco en servir.

Pero todo salió a pedir de boca, y no paro en todo el día de servir comida a los clientes y tuvo un gran éxito, e hizo una gran caja el primer día. Cuando ya estaba a punto de cerrar el restaurante e irse a dormir después del duro día de trabajo, recibió una agradable sorpresa: era su tío. El joven se puso muy contento y le dijo que qué hacía aquí, a lo que él contesto que se había hecho tan famoso que hasta había salido en las noticias y quería verlo con sus propios ojos.

“Pues sí, parece que ha tenido éxito mi idea, pero de no ser por tu ayuda no habría sido posible” enunció Mohamed. El tío le dijo que él no había hecho nada y que debía atribuir su éxito a su gran talento. Le dio la enhorabuena y le dijo que había conseguido realizar su sueño- Ambos se dieron un emotivo abrazo y se fueron a dormir, porque a la mañana siguiente el trabajo no pararía.

Y a partir de ahora el Kebab Holandés sería un sito de referencia para los turistas igual de importante que los museos, el barrio rojo, la casa de Ana Frank y los canales.

 
AUTOR:Fernando Tolivar

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