jueves, 22 de marzo de 2018

MILAGRO EN BURGOS


Esta  es la típica historia del sabiondo de la clase que todos los compañeros se reían de él en el colegio y se metían con él, no tienen asertividad con él.

Se llama Javi, tiene diecisiete años y está en segundo de bachiller, vive en Burgos y su asignatura favorita es historia y en concreto el periodo paleolítico, lo que más le asombra son las pinturas que hacían los hombres y las armas que fabricaban.

A pesar de todo nuestro protagonista tiene más moral que el Alcoyano y no se da por vencido y está dispuesto a cambiar su situación en clase, y ganarse el respeto de sus compañeros y no se dará por vencido.

Tras meses y noches sin dormir, Javi creyó encontrar una solución, en Burgos se encuentra el museo de La Evolución Humana y su colegio realizaría una excursión. Aprovechando sus conocimientos de esa época demostraría a todos sus compañeros que no es tan chungo como piensan, y que pueden ser amigos suyos y cambiar su opinión y dejarles a todos con la boca abierta.

Al entrar al museo, pasaron por una sala con imágenes de hombres del paleolítico y unas cuevas pintadas, sin previo aviso, se pusieron a dar unas explicaciones de cómo vivían.

Explicó  el significado de cada una de las imágenes, contó que se veían dibujos de animales como ñus, mamut  y más animales. Las pinturas eran para pedir ayuda a sus dioses a la hora de la caza, y señaló a los hombres que estaban en la orilla del rio camuflados y de qué manera esperaban  al acecho. Sus compañeros se quedaron con la boca abierta, pero esto no fue todo, también explicó que los hombres del paleolítico no desaprovechaban nada de lo que cazaban, que los dientes de sus presas los utilizaban para hacer adornos y las pieles para fabricar ropas.

 Sus compañeros, tras escuchar todo esto y al ver todo lo que sabía cambiaron la opinión que tenían de él, un friki  empollón y tonto, y desde ese día  empezaron a tratarle de tú a tú como un compañero más.

Cuando entró por la puerta de su casa, y sus padres le vieron venir con una cara sonriente y de alegría, se sorprendieron. Javi, sin darles tiempo a preguntar nada les contó lo que había ocurrido en la visita al museo y los tres estallaron de alegría y su madre le dijo que ella ya sabía que esta situación no iba a durar toda la vida, ya que no hay mal que cien años dure.
AUTOR:FernandoTolivar

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