La historia surge a raíz de un ejercicio que consiste en utilizar las palabras marcadas para crear una historia (marcadas en rojo). Espero que lo disfrutéis:
Los hechos de esta insólita historia
se desarrollan en Bergara en el año 2027,
un municipio de la provincia de Guipúzcoa, País Vasco.
Durante
siglos la forma geográfica que caracterizó a este pueblo, son los relieves,
pendientes y pocas llanuras. Sin embargo, este pueblo ha cambiado drásticamente
debido al cambio climático, que ha provocado
unos efectos devastadores, afectando por completo al pueblo y
modificándolo llegando a convertirlo en una isla. Esta, cuenta con una longitud
de diez kilómetros en su totalidad. Además, este problema climático
únicamente dejó en pie una sola cueva en lo alto de la única montaña que sobrevivió a la subida de agua del pueblo, en
la cual hay un pozo
de agua dulce.
En
ese pozo de dimensiones de diez piscinas olímpicas escondido en lo alto de la
cumbre de la montaña, vive
una Vieira
gigante, con gran glotonería, maldad, su caparazón gigante, y gritos tenebrosos, con
los que asusta y atemoriza a todos los que se atrevan a ir a pedir de su pozo de agua dulce. Este es el único lugar donde los ciudadanos pueden acudir a suministrarse de agua potable. También
cuentan con el inconveniente añadido de la
subida del agua que afecta al pueblo,
que ya no dispone de carreteras. La
única opción de salir en búsqueda de agua es ir nadando por el mar o ir en
barcas que alquila la malvada vieira a precios muy altos no accesibles para las
personas que habitan en el pueblo.
Pero en Bergara también viven más personas, aunque la población se ha visto reducida por culpa de la subida del agua y la imposible convivencia con la malvada vieira Pepi, que no les deja respirar tranquilos.
Una
de las habitantes es Bego, una joven niña montañera
de diez años oriunda de Bergara y muy aficionada a la montaña desde su tierna
infancia. Sin embargo, debido a las difíciles circunstancias ya no podía
practicar su afición. Cansada de ver como la vieira chantajeaba y abusaba de
sus vecinos, Bego, decidió poner remedio a la situación.
Para
ello ideó un plan en el que necesitaba la colaboración del pueblo. Comenzó a
tirar de la manta, interrogando al panadero, al pescadero,
a la carnicera… para saber cómo podía combatirla. Pero los habitantes tenían
demasiado miedo como para hablar tirar ya que pensaban que Pepi de algún modo
se enteraría y entonces tomaría represalias. Temían un aumento del precio del
consumo de su agua con lo que se morirían de sed, y en lugar de colaborar, se
iban por los cerros de Úbeda sin darle una respuesta concisa.
Pero
un día, Bego estaba paseando por el pueblo, cuando de repente escuchó a dos
niños discutiendo. Se acercó para ver qué pasaba, y uno de ellos decía que su madre
le había dicho que no se metiera en camisa de once varas,
porque si la vieira Pepi se enteraba se quedaría un mes sin agua.
“¿Estabais
hablando de Pepi?” preguntó, curiosa, Bego.
“Si,
si, ¿por qué?” respondieron.
Ella
les explicó que estaba decidida a que se acabase esta época de miedos y terror
en el pueblo y para ello necesitaría información de ella y sus puntos débiles.
“Pues
me suena que cuando sale de la cueva a asustar a la gente no la cierra. Podrías
esperarla en la entrada y con una red grande de pescar cogerla por sorpresa”
musitó uno de los niños.
Bego,
después de la conversación, se fue a su casa a preparar la trampa para actuar
sin perder tiempo y a la mañana siguiente a la salida del sol actuar para
sorprender a la vieira.
Al
concluir el día, se fue a la cama pensando que mañana podría ser un buen día
para el pueblo pero no tan bueno para Pepi.
A
la salida del sol, sin perder tiempo nuestra amiga salió de su casa con el
anzuelo y se dirigió a la cueva. Tal y como le habían indicado, estaba abierta y
no tuvo ningún problema para acceder a ella. Pepi estaba dormida y sin desaprovechar
aquella oportunidad, enganchó el anzuelo en la bestia. Esta se sobresaltó al
verse atrapada e intentó liberase, pero
no lo consiguió.
“¡Te
tengo atrapada ya no volverás a asustar y sacar dinero a los habitantes del
pueblo!”, gritó Bego con voz triunfal.
“Libérame
jovencita”, dijo la vieira; “No lo volveré a hacer, a partir de ahora podréis coger agua del pozo gratis todos los
habitantes y conviviré en paz sin provocar el más mínimo problema” suplicó.
“De
acuerdo, tus palabras parecen sinceras. Si no cumples con tu promesa lo mismo
que te he capturado una vez lo volveré a hacer tantas veces como haga falta”,
le advirtió Bego.
Y
de esta forma tan feliz acabo la historia del pueblo de Bergara, que durante
tanto tiempo estuvo atemorizado por la Vieira Pepi. A partir de ese momento, los
ciudadanos pudieron utilizar el agua del pozo siempre que lo deseasen y con el
tiempo, perdonaron a Pepi el daño causado durante tantos años y pudieron
convivir todos juntos en paz.
FIN
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