domingo, 6 de junio de 2010

CAPITULO X (1ª parte)

Después de reflexionar un buen rato y darle vueltas a la cabeza, decidieron llamar a Jesús para comunicarle que aceptaban su oferta. Aunque en el fondo eso no era lo que querían; sus intenciones eran no levantar sospechas para poder pillarles.

La llamada no duró más de cinco minutos y acordaron un anticipo de parte del dinero, alegando un imprevisto y así no levantar sospechas. Jesús al oír eso aceptó encantado frotándose las manos, pensando que su engaño había salido tal y cómo lo había planeado.
Tras la charla que mantuvieron con Jesús decidieron llamar al padre de Esti, para ponerle al tanto de la situación y pedirle ayuda, ya que él tendría más experiencia en estos casos y sabría mejor cómo manejarse.

Una vez hubieron hablado con el padre de Esti, el nerviosismo que tenían fue bajando poco a poco, dejando hueco para el hambre. Así que Nati preparó una deliciosa tortilla de patatas que recibieron todos con gran satisfacción y apetito.

Degustaron con ganas la cena todos salvo Esti, porque sabía que tenía que estar una noche más en el zulo, siguiendo las indicaciones de su padre. Al terminar de cenar se sentaron todos a ver un poco la tele y charlar para hacer tiempo hasta el momento de volver a meter a Esti en el escondite de sus captores.

Una vez que dieron las diez de la noche, acompañaron a Esti por los pasadizos hasta el agujero dónde la dejaron atada tal y como la habían encontrado esa misma tarde. Esti no quería de ningún modo volver a la escena del secuestro, ya que había pasado mucho miedo, angustia, y lo más duro para ella, la sensación de claustrofobia. De todas formas, las palabras de su padre le habían tranquilizado porque sabía que lo qué querían era sólo la casa, y que a ella no le iban a hacer ningún daño.

Nati, Miguel, Sabrina y sus amigos, después de dejar a Esti, decidieron apagar las luces para no levantar sospechas y se fueron a la cama, nerviosos por lo que pudiera suceder durante la noche.

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