Así que, acompañada de sus amigos salió al jardín para despejarse y quitarse el susto.
Mientras tanto, sus amigos trataban de animarla, e intentar atar cabos, para descubrir quienes habían podido ser los secuestradores.
Nati, ya pasado el susto, les preparó una exquisita merienda a todos y en especial a Esti.
Miguel, no tan tranquilo como lo podrían estar los demás, reflexionaba en el salón, sobre las cosas raras que habían pasado estos días, ¿a qué tipo de secuestradores se les ocurre dejar a su victima en el lugar del secuestro? y ¿como habían podido entrar en la casa sin levantar sospechas?.
De repente sonó el teléfono, y acudieron todos al salón intrigados por la llamada. Contestó Miguel, y el que llamada era su hermano Juan, que quería hablar con su madre, la cual tenía las manos ocupadas, motivo por el cual tuvo que activar el manos libres…
- ¿Qué tal estas madre?, ayer me quedé un poco preocupado...
Al oír esa voz, a Esti casi le da un vuelco al corazón ya que era la voz de uno de sus secuestradores.
Al ver la reacción de Esti, Miguel entendió rápidamente que su hermano tenía algo que ver con el secuestro, indicándole a su madre con gestos, que continuara hablado para no levantar sospechas.
- ¡Ay que alegría! escucharte después de seis años sin saber nada de ti, y en dos días he sabido de ti dos veces…, parece que estas cambiando…, eso me enorgullece mucho.
- Ya sabes que soy el hijo que más te quiere, y por supuesto el que más se preocupa por ti, ya sabes que trabajo mucho y que tengo un familia que mantener, por eso, no he podido atenderte como lo merece una buena madre como tu.
- ¡Venga, venga! no seas tan zalamero...
- ¡Que va!, todo lo que te digo es verdad... ¿Ya has pensado en lo que hablamos ayer? ¿Sigues pensando en quedarte en esta casa tu sola?
- He estado dándole vueltas al tema, y no quiero irme de aquí…
No hay comentarios:
Publicar un comentario