Nati y Juan pasaron al salón y cerraron la puerta.
Se pusieron todos detrás de la puerta a escuchar lo que Juan le decía a su madre.
- Mi querida madre, estoy un poco preocupado por cómo estás en casa, tú sola, ya te estás haciendo mayor... te puede ocurrir alguna cosa y si estás sola ¿quién te va a ayudar?, y además en esta casa siempre han pasado cosas raras, todo esta viejo y roto…
- Ya pero aquí llevo viviendo casi toda la vida y además hay unos chavales majísimos, que me están ayudando a arreglar un poco la casa…
- Eso está muy bien pero ¿no sería mejor venderla y con el dinero que saques comparte un pisito más pequeño y mejor comunicado?
- Hace unos días vino un señor que me ofreció mucho dinero por la casa y además dijo ser un conocido tuyo, pero le mande a la porra.
- Pues muy mal hecho.
Al momento entraron todos al salón y Miguel todo rabioso y enfurecido le grito:
- Más de cinco años sin verte el pelo y apareces justo para intentar dirigirnos la vida. Haz el favor de irte por donde has venido.
Ignorando a su hermano se dirige a su madre y le dice que píense bien lo que le ha dicho.
Miguel acompaña a su hermano de malos modos a la puerta y mientras le ve irse descubre un sobre en el suelo.
Lo abre y lee:
Si queréis ver a la chica con vida, tendréis que depositar cien mil euros en la taquilla treinta y cuatro de la estación de Gernika antes de acabarse el día de mañana. Si llamáis a la policía igual la veis en pedacitos.
Tas la lectura de la carta Miguel les avisa que algo malo ha pasado, que sus peores sospechas se habían echo realidad,
Nati totalmente desconsolada se abraza a su hijo Miguel preguntándole de donde puede sacar esa inmensa cantidad de dinero.
Miguel continuaba ensimismado y pensativo.
Los chicos entre tanto se consuelan mutuamente pensativos sin que ellos pudieran hacer algo más para poder a ver a su amiga.
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