Fábula
Navideña
Hoy es la noche de Navidad y
en un hogar de Barakaldo ya está todo preparado para la gran noche, han
invitado a toda la familia: la abuela, los yernos, las suegras, los cuñados y
los primos y primas. La cena también está preparada para la gran noche del
nacimiento de Jesus. La mesa está a
rebosar de comida rica como los langostinos, percebes, angulas, jamón, lomo,
besugo y también postres ricos y dulces como tartas de distintos tipos y sobre
todo mucho turrón, el dulce típico de estas fiestas y que no debe faltar nunca.
Sin embargo, durante la cena
empiezan a surgir los primeros conflictos entre cuñados, suegras... Debido al
exceso de alcohol o simplemente porque se tienen envidia o no se soportan, y
empieza a surgir un muy mal ambiente. Para rematarlo, todos los niños también
se contagian de la actitud de los mayores, se pelean entre ellos y están
nerviosos por los regalos del Olentzero que no llegan y con su comportamiento
lo único que consiguen es que los mayores se pongan más nerviosos de lo que
estaban.
Entonces, de repente entre
el griterio y los insultos se escucha el timbre de la puerta y una de las niñas
pequeñas acude a todo correr a abrir, pensando que ya vienen sus regalos. En
cambio la sorpresa de la niña será mucho mayor que si fuesen los regalos. Ante
sus ojos aparece una mujer que está a punto de dar a luz acompañada de su
marido, y sin querer, da un grito de miedo. Al oirlo, todos acuden a ver qué
pasa, y se quedan igual de sorprendidos que la niña. La mujer les dice que ella
y su marido llevan muchas horas buscando un lugar dónde dar a luz ya que todos
los hospitales están saturados y no tienen dónde ir. El padre de la niña les
dice que no se preocupen que el tiene un trastero y que allí podrá dar a luz su
mujer.
Al oir el ruido toda la
familia se interesa por lo que ocurre, y en el momento exacto en que
aparecieron, la mujer dio a luz.
Transcurridas unas
horas después del nacimiento, la mujer y el hombre, más tranquilos, contaron su
historia sobre cómo habían llegado a ésta situación tan dramática de quedarse
en la calle. En ese momento, toda la familia reflexionó sobre lo sucedido unas
horas antes. Se pidieron perdón y a la pareja y a su hijo les prometieron que
les darian cobijo y ayuda todo el tiempo que lo necesitasen, y así acabó la
noche con todos contentos y la familia de la pelea unida y aprendieron una
lección de solidaridad.
AUTOR:Fernando Tolivar
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