A las nueve de la mañana Nati ya había preparado el desayuno para todos. Preparó unos zumos, café, leche, tostadas, galletas y huevos fritos. El desayuno les encantó a todos, especialmente a Iker que dejó su plato como los chorros del oro.
- ¡Que cosa más rara! Nunca había visto ratas en mi casa – comento Nati.
- No te preocupes, seguro que será alguna rata que se ha perdido... – Le tranquilizo Sabrina.
- No tiene importancia madre, seguro que es una rata de algún caserío cercano, donde hay animales – dijo Miguel.
De pronto, todos miraron a un lado y cual fue la sorpresa al ver a Iker subido encima de un armario con el rostro pálido. Todos los que habían presenciado la escena, empezaron a reírse a carcajadas. Iker bajo de su escondite sin hacer demasiado caso de las burlas.
Tras el desayuno copioso que preparo Nati decidieron empezar a trabajar de nuevo.
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